Un fin de semana de turismo por la capital del Berguedá, nos llevó de manera fortuita al mercado municipal de la ciudad buscando los aseos para uno de los chicos que "no aguantaba más".
La mitad de los tubos fluorescentes, apagados o inexistentes, denotaba que el mercado había conocido épocas mejores. Si hasta un gato se creía invisible en las zonas de tinieblas que ya nadie se preocupaba por recuperar.
Lo que hace años habían sido puestos de venta de carne, acumulaban revistas "HOLA" y "TV Guía" en los refrigeradores ya desconectados. El golpeo lejano de una cuchilla contra una madera daba la pista del porqué el mercado aún continuaba abierto. Se trataba de simples supervivientes en un mundo con "grandes superficies".
El vacío de los pasillos, sin el bullicioso trajín de propios y extraños resultaba inquietante, más aún, con el acompasado golpeteo de la cuchilla que no cesaba.
Cuando las persianas de los locales cerrados me devolvieron retumbadas las risas de mis hijos, caí en la cuenta de que el local de diarios y revistas permanecía abierto.
Puse mi ojos sobre su triste surtido y reconocí dos o tres libros medianamente actuales, pero el resto tenían la pátina del tiempo de quien deja morir un negocio lentamente.
Cuando giré la cabeza no lo pude creer. Imposible. E inmediatamente perdí la conciencia por aquellas cajas de Playmobil que habían estado allí por lo menos 20 años.
¿Nadie, pero nadie había dado la vuelta a ese mercado y se había interesado por ellas? Un Machu Picchu protegido por la selva se abría ante mi. Si hasta en algunas cajas el precio permanecía en pesetas.
Cuando me mostré indiferentemente interesado por ellas, aquella señora sólo se limitó a realizar la conversión a euros, y del resto ni siquiera conocía su precio (o ya lo había olvidado). Puso las cajas una al lado de la otra en sentido ascendente según su formato, y se limitó a añadir dos euros a cada tamaño superior en función del precio conocido. El valor de reliquia no contaba para ella.
Esa sería una pequeña burbuja de oxígeno a su condenado negocio, o el empujón necesario para cerrarlo definitivamente.
Un año más tarde decidí tentar a la suerte y volver a visitar el mercado.
El kiosko ya había desaparecido y parte de su género literario había pasado a adornar los mármoles de las antiguas carnicerías.
Bajo estas líneas, las cajas. Todas ellas fabricadas por Playmobil Ibérica, en la planta de Onil, Alicante.
Playmobil 3305, "Jinetes de Hípica". (1986)
Playmobil 3305, "Jinetes de Hípica", diorama parte trasera de la caja.
Playmobil 3305, "Horse and Raiders"
Playmobil 3088, "Explorador con Cocodrilo". (1999)
Playmobil 3088, "Alligator's ravine"
Playmobil 3035, "Mexicano contrabandista de armas". (1999)
Playmobil 3035, "Der Waffenhändler"
Playmobil 3392, "Los Payasos Músicos del Circo Romaní". (1987)
Playmobil 3392, "The Clown Act"
Playmobil 3392, "Musik Clowns"
Para los amantes de la temática del circo esta caja es una pequeña belleza, divinamente analizada (y abierta) AQUÍ en la web del "Juguetionista"
Playmobil 3392, "Payasos Músicos"
Playmobil 3830, "Guardabosques India con Osos". (1995)
Playmobil 3830, "Ranger with Kodiak bears"
Playmobil 3830, "Kdiakbären"
Playmobil 3627,"El banquete del ladrón". (1994)
contiene los personajes que recrean la historia de Robin Hood,
incluyendo el Sheriff de Nothingham y a"Little John" y su devoción por la cerveza.
Playmobil 3627,"The Robber´s Feast"
Acá hay más de Playmobil, pero distinto: