Los G.I.JOE, “The
Real American Hero”, fueron la evolución natural de los grandes muñecos
articulados, hacia el formato definido por el estándar de Star Wars a finales de
los años ’70.
Como armas secretas
de élite, G.I. JOE (Goverment Issue JOE) significaría en sentido literal: “Edición
de Gobierno, JOE” o de manera más coloquial: “Propiedad del Gobierno, JOE”; considerándolos
así, como un suministro o equipo armamentístico dentro del inventario del
gobierno americano. La denominación “JOE” proviene del mote con el que se llamó
a la tropa o soldados americanos, luego de la segunda guerra mundial. (qué haríamos sin la
Wikipedia, Dios!)
Y ya los tenemos entonces
en formato reducido de plástico y en la pantalla chica. (hoy esto de la
pantalla chica ya no se entiende. Las teles son cada vez más grandes y en un
mundo de iphones, lo del tamaño comparado al cine, es relativo)
Curiosamente
fueron uno de los primeros juguetes en realizar el camino inverso. Tuvieron
comic y serie televisiva después de conocerse como juguetes. (Hoy Lego le sigue los pasos con su película)
Contaban con una
serie de artilugios e ingenios militares que rozaban la inverosimilitud, pero que
en muchos de los casos eran extraídos de la realidad con ciertos matices.
Este es el caso
del avión Sky Striker, que para quien no es un especialista en la materia, basta
ver las fotos y sospechar que ese es el avión de la película TOPGUN. Un caza-bombardero Tomcat F14.
Con una
envergadura de 58cm, resultaba un juguete verdaderamente voluminoso por respetar una proporción casi real con su figura humana. Corre por internet la foto del
portaviones para estos muchachos, con casi 4 metros de eslora. (Me imagino a algunas
familias cenando en la pista de aterrizaje una vez armado el “juguetito”.)
Por este motivo,
el avión no se prestaba demasiado para el juego. No entraba en ningún lado, y
pronto, mi hermano y yo decidimos suspenderlo del techo.
Allá, a los casi
2 metros de altura fue testigo mudo de nuestra adolescencia. Nunca decidimos
descolgarlo. Su presencia no ofendía nuestra juventud. Era un vestigio de un
época que había pasado pero que no necesariamente había que borrar.
Para el año 1990,
Argentina celebraba su mundial de "basket", y como fanáticos de cualquier evento
que pasa por nuestra tierra, decidimos instalar un aro fijándolo a
una de las puertas del armario de la habitación.
No se porqué
motivo todos los rebotes de pelota iban a parar directamente al avión.
En algunos casos,
sólo giraba como un Fórmula 1 haciendo trompos. En otros, se desequilibraba y
quedaba mirado en picado hacia el suelo. Pero en la mayoría de los casos, quedaba
demostrado que no volaba, estrellándose, atenuado levemente por
el colchón de una de las camas.
Así y todo,
insistíamos, y lo devolvíamos a su posición confiando nuevamente en nuestra puntería.
Lamentablemente
estaba muy cerca de la trayectoria de los tiros de 3 puntos, y luego del grito:
“Larry Bird de tres…!” se escuchaba el impacto de nuevo contra el parquet.
El furor por el "basket" duró lo que el mundial. Obviamente.
Pero el avión de
G.I. JOE continuó allí suspendido durante años.
No lo recuerdo
exactamente, pero creo que al dejar la casa de mis padres, los colores rosa y lila de la
“nueva” habitación de mi hermana, pasaron al avión definitivamente a retiro.
El “making off”
El estado en que volví
a encontrarme con el avión no era el mejor. Lo que me llevó a plantearme una
restauración completa.
Además de las citadas
caídas, el aspecto exterior dejaba mucho que desear.
Los años de
exposición a la luz solar habían virado el aspecto grisáceo del fuselaje hacia
un amarillo verdoso típico de los plásticos más claros.
Para peor, los
adhesivos estaban decolorados ya que no eran serigrafías sobre vinilo
transparente sino infames impresiones sobre papel autoadhesivo, como si se
tratara de etiquetas de colegio.
Prácticamente no quedaba rastro de impresión sobre las mismas.
Hubo que
quitar todas las calcomanías, con el agravante de que habían enmascarado y protegido durante estos
29 años el aspecto original del plástico. Es decir, huellas de color gris original salpicando el actual amarillo-verdoso.
Ya no valía la
primera idea de reproducir los adhesivos y posicionarlos en lugar de los
anteriores, ya que originalmente algunos fueron colocados en el lugar
equivocado o torcidos. Si esta vez se posicionaban correctamente dejaban ver las huellas del material virgen por debajo. No
valdría la pena el esfuerzo.
La única opción
era unificar el color repintando todo el modelo.
El primer paso
fue desarmar todo el avión para sumergirlo en agua y quitar todos los restos de
adhesivo y polvo. El interior tenía tanta tierra enquistada que podrían haberse
plantado papas.
Algunas piezas
faltantes las reconstruiría en su momento. Pero deberían estar todas las de
color gris para el repintado.
Los timones de
cola llegaron a tiempo para el intento.
Con un aerosol
especial de “imprimación” para plásticos, dejaría aplicada una película
especial como base de anclaje necesaria para que la pintura gris no comience a
saltarse una vez seca.
El tono gris de
aerosol, aplicado con prudencia y sin ansiedad deja un acabado muy cercano a la
inyección plástica.
Paralelamente al
proceso de pintura, dibujé vectorialmente todos los adhesivos.
En internet encontré
la imagen de la plancha original de calcomanías con una regla incorporada. De esta manera se enseña el tamaño de origen del escaner para redimensionar luego la foto a su tamaño final.
El avión está
completamente fabricado por Hasbro en USA, pero en esta versión distribuida en
Argentina por la empresa juguetera Plastirama, la figura humana que acompaña el
avión es la del “Soldado Láser”, personaje que en la realidad jamás pilotó este
Jet.
En la serie, en el cómic, y en la versión original americana del juguete, el piloto natural es el “Capitán Ace”.
Puede verse como,
aunque en la caja de esta versión se especifica en varios sitios que el muñeco
incluido es el “Soldado Láser”, el arte original de las fotografías incluidas
en el envase, enseñan al “Capitán Ace” en el cockpit.
En todas las
tomas precedentes que ilustran este blog el muñeco protagonista es el “Capitán Ace”,
subsanando así por mi parte, un error histórico producido por vaya a saber
cuáles motivos comerciales.